Supongo que todos alguna vez hemos visto a alguien buscando pareja públicamente en algún programa de la tele o algo parecido. Me llama la atención que en muchas ocasiones, la persona en cuestión utiliza la siguiente frase: “busco a alguien que me haga feliz”. Y cuando escucho eso, no puedo evitar pensar: “pues tienes un problema”. Puede que de primeras suene brusco, pero precisamente aquí empieza mi planteamiento:
Si apareciese alguien en la tele diciendo “busco a una persona que me mantenga”, cualquiera pensaría: “claro, tú lo que quieres que te lo pongan todo por delante sin currar”. Lógico. El caso es que cuando alguien dice “busco una persona que me haga feliz”, lo que leo entre líneas es “busco alguien que me mantenga… emocionalmente”. Y si mantener a alguien económicamente es complicado, en lo emocional ni te cuento. El dinero es tan barato que hasta se puede robar, pero gestionar las emociones es algo caro, complicado. No puedes llevártelo en un atraco. Y por si fuera poco, todo el sistema que está montado ahí fuera es para que seas cualquier cosa menos consciente. Sobre todo porque la gente consciente es menos manipulable y gasta menos.
El motivo de este texto no son las relaciones en sí, sino que al escuchar esa frase de boca de alguien y reflexionar sobre esa actitud me hace verla en muchos otros aspectos del día a día, y más ahora que estamos viviendo estos tiempos tan oscuros y siniestros en los que es inevitable ver malestar allí donde mires. Lo resumo en una pregunta, ¿cuál es nuestra actitud ante las dificultades y hasta que punto tomamos responsabilidad de nosotros mismos?. Es fácil escuchar a la gente quejarse de algo, incluso hay personas que lo hacen constantemente. Y sin dar o quitar razón a esas personas, no puedo evitar preguntarme cuánto hacemos de verdad por nosotros mismos ante las situaciones que nos perturban. Obviamente cada persona es un mundo, pero por lo general, parece que tendemos a adaptarnos a nuestra zona de confort, de la que no salimos aunque estemos pisando mierda porque al menos es la mierda que conocemos y la que pueda haber fuera nos da miedo que pueda oler peor. “Más vale malo conocido…” Odio esa frase, te estanca. Por costumbres o por cultura, no estamos educados a ser valientes ni autosuficientes. Por encima nuestra tenemos gente a la que le conviene que para todo lo posible dependas de algo porque tienen una solución que venderte o un motivo para manipularte. Por eso tengo la sensación de que en muchos casos no estamos haciendo todo lo que podríamos hacer por nosotros mismos, porque lo cómodo es dejarse llevar y esperar que alguien nos rescate o que ocurra algo que lo cambie todo. De hecho, si algo creo haber aprendido por experiencia propia y también observando a los demás, es que todos los contratiempos que nos encontramos nos traen una oportunidad de aprendizaje, de atendernos y de observar qué responsabilidad activa podemos tomar ante las circunstancias para mejorar nuestra actitud y con ello tener más capacidad ante próximos problemas. Son oportunidades de autoconocimiento, de ganar conciencia.
Reconozco que esto es fácil de decir y difícil de practicar. Pero creo que se trata de entrenamiento, de igual manera que se trabaja un músculo en el gimnasio a base de repetición y constancia, sólo que en este caso consiste en interiorizar ideas, atender a ellas, de estar pendiente de afianzarlas, de tenerlas presentes… Nadie dice que no sea complicado conocerse y modificarse, al revés: cuesta mucho desprogramarse de hábitos que están tan arraigados que ni siquiera los identificamos porque están normalizados como parte de nosotros, y el día que nos asomamos nos gusta tan poco lo que vemos que preferimos no volver a mirar. “Yo soy así y punto” es otra frase que no me gusta un pelo. Pero la realidad (palabra que cojo siempre con pinzas) es que si cambia nuestra actitud, cambia el contexto de las circunstancias que nos rodean porque cambia la forma de verlo. A veces no podemos cambiar el hecho, pero sí el cómo vivirlo. Y eso pasa por y desde uno mismo, no por alguien que nos rescate y nos haga el trabajo sucio. No por alguien que “nos haga feliz”. Me duele ver gente (conocidos o no conocidos) que se abandona al malestar, y en vez de hacer por salir, se acostumbran a vivir mal. Algunos no saben. Otros no pueden. Otros no ven. Otros no quieren mirar. En cualquier caso, la oportunidad está y la opción existe. Nunca es tarde para aprender.
Como desde pequeñito me encantan las citas y las frases, termino con una que viene a cuento:
Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.
Viktor Frankl
Supongo que nuestra obligación no es conseguirlo, sino intentarlo. Al menos eso me enseñó mi padre, que en paz descanse.
=HoZoNe=
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mer
octubre 20, 2014 (00:29)
Wola, normalmente yo era como muchos lectores que pasan de puntillas por los blogs leyendo reflexiones de otros sin dejar un granito de arena que apoye el valor de mostrarle a todo el que quiera opiniones y sentimientos personales. Aquí te dejo mi apoyo: yo soy feliz. He decidido serlo, cada día de mi vida me levanto y sonrío. A partir de ese punto intento cambiar mi modo de ver las situaciones. Es una tarea difícil pero si no te completas tú a ti mismo cómo vas a encontrar a otro que lo haga.
Enhorabuena filósofo y que este cuaderno de retales coja forma y se convierta en un gran lienzo.
Parra
octubre 20, 2014 (05:24)
Hola, quizá sea porque nos duelen los ojos de sentir que no amamos lo sufienciente al tiempo en el que vivimos, y nos sentimos acorralados por la desgracia de la realidad, casi siempre hacemos las cosas por obligacion y no por disfrute, sin saber que las cosas de verdad vienen solas, nos prometos el cielo y nos quedamos mirando las particulas de polvo entre los rayos de luz, cosa imperdonable…y asi no se puede ser feliz…a menos que…mirando las particulas de polvo entre esos rayos, tu pensamiento sea…no quiero que este momento termine nunca…porque entonces..aí, aunque hayas conseguido el cielo, estas mostrando que eres feliz mirando esas particulas…sin embargo, el problema..es que promestite algo que no sabias si te iba a hacer feliz o no, pero aspirabas a ello por que era lo mas alto a lo que una persona pueda aspirar…el sistema te engañó! Quizas muchas personas estan deseando que acabe su horario de clases, ¿para qué? para poder ir para casa, ¿para que? para poder ir al bar, ¿para que? para poder despejarse y dormir, ¿para que? para ir al dia siguiente a su clases y asi…desear que terminen otra vez…pero y si derrepente…un dia descubres esa cosas que dices, yo quiero hacer esto o estar con esta persona, porque en esta situacion no quiero que acabe el tiempo para hacer otra cosa…solo quiero hacer eso y lo haria por el resto de mi vida, ese dia y aunque no le encuentres una explicacion logica, esas particulas de polvo te estaran mostrando cual es la verdadera felicidad, que no es otra que aquel momento que quieres que nunca termine, jejej, me deje llevar, despues de leer tu reflexion…un abrazo…disculpa por el royazo que e soltado me apetecia escribir un comentario…jejeje buenas noches